El 23 de Marzo la OMS conmemora el Día Mundial de la Rehabilitación Motriz, el objetivo de celebrar esta fecha es reconocer el derecho que tienen las personas con discapacidad de acceder a un diagnóstico y un tratamiento médico digno, sin distinciones, que les permita llegar a su mayor potencial físico, psicológico, social y laboral a través de una rehabilitación integral.
La rehabilitación se define como «un conjunto de intervenciones encaminadas a optimizar el funcionamiento, reducir la deficiencia y la discapacidad en personas con afecciones de salud en la interacción con su entorno» y es de suma relevancia para prevenir y tratar la discapacidad motora.
En esta línea, la OMS indica que alrededor de 2400 millones de personas poseen alguna afección de salud que se beneficia de la rehabilitación. Además, se estima que más de la mitad de las personas de algunos países de ingresos bajos y medianos que necesitan servicios de rehabilitación no los reciben.
Las tendencias muestran un aumento de las personas en situación de discapacidad. Esto está relacionado con el envejecimiento, el incremento de los siniestros, violencia y de las enfermedades crónicas, lo que hace prever una demanda en los servicios de rehabilitación en las diferentes etapas: aguda, postaguda y crónica, programada y evaluada en sus resultados.
De esta manera, en las diferentes etapas de la vida se presentan discapacidades: en la etapa adulta se detectan trastornos neurológicos, accidente cerebro vasculares, artritis, osteoartritis, patología por accidentes automovilísticos, entre otras que la terapia física puede intervenir. Antes de la rehabilitación se debe pasar por una evaluación y luego se plantea el diagnóstico, indicándose las diversas terapias de intervención que se pueden requerir, como las terapias físicas o reeducación motriz basada en diferentes metodologías de neurodesarrollo. La rehabilitación debe ser un servicio de salud disponible para todas las personas que lo requieran de manera oportuna, de calidad y accesible.
La rehabilitación se define como «un conjunto de intervenciones encaminadas a optimizar el funcionamiento, reducir la deficiencia y la discapacidad en personas con afecciones de salud en la interacción con su entorno» y es de suma relevancia para prevenir y tratar la discapacidad motora.
En esta línea, la OMS indica que alrededor de 2400 millones de personas poseen alguna afección de salud que se beneficia de la rehabilitación. Además, se estima que más de la mitad de las personas de algunos países de ingresos bajos y medianos que necesitan servicios de rehabilitación no los reciben.
Las tendencias muestran un aumento de las personas en situación de discapacidad. Esto está relacionado con el envejecimiento, el incremento de los siniestros, violencia y de las enfermedades crónicas, lo que hace prever una demanda en los servicios de rehabilitación en las diferentes etapas: aguda, postaguda y crónica, programada y evaluada en sus resultados.
De esta manera, en las diferentes etapas de la vida se presentan discapacidades: en la etapa adulta se detectan trastornos neurológicos, accidente cerebro vasculares, artritis, osteoartritis, patología por accidentes automovilísticos, entre otras que la terapia física puede intervenir. Antes de la rehabilitación se debe pasar por una evaluación y luego se plantea el diagnóstico, indicándose las diversas terapias de intervención que se pueden requerir, como las terapias físicas o reeducación motriz basada en diferentes metodologías de neurodesarrollo. La rehabilitación debe ser un servicio de salud disponible para todas las personas que lo requieran de manera oportuna, de calidad y accesible.