Para que la crioterapia pueda ser realmente efectiva se debe producir un “choque térmico”, que consiste en conseguir que la temperatura de la piel
descienda de 34° a 12°C en el mínimo tiempo posible. La acción del frío se basa en la vasoconstricción, cuanto más rápido baje la temperatura, más
fuerte será el choque térmico. Cuando la aplicación de frío se mantiene por un periodo de tiempo prolongado, la vasoconstricción es seguida por una
vasodilatación que genera una hiperemia de protección. Si la exposición es todavía por períodos mayores se produce una vasodilatación y
vasoconstricción alternada. Lo que se conoce como “hunting reaction”. Para observar este fenómeno la temperatura del tejido debe estar entre 12 y 7°C